Gandini permanece. Han florecido los conciertos y recordatorios a diez años de la muerte de un compositor que ha dejado su marca en la música de tradición escrita argentina y, también, más allá de sus limitadas fronteras. Digamos que solo sus dos óperas, La casa sin sosiego, estrenada durante los días de consagrada impunidad, y La ciudad ausente, bastarían para tenerlo como referencia ineludible. La primera contó con el libreto de Griselda Gambaro. En el caso de la segunda, selló su complicidad con Ricardo Piglia. Pero, además, quedan de Gerardo Gandini numerosas obras instrumentales, especialmente para piano, como mundos llamados...