A mediados del siglo XX, la cumbia colombiana toma vuelo continental con un proceso de expansión por toda Latinoamérica. No solo echó raíces en diferentes regiones, sino que también desarrolló tradiciones locales. Su aterrizaje en la Argentina no fue una excepción. Tras un inicial auge porteño en los años cincuenta, entre las influencias caribeñas y las agrupaciones emergentes dándole forma durante los sesenta, el impacto en la ciudad de Santa Fe provocó un despertar cultural, que la consagrará tiempo después como la cuna de la cumbia romántica.
La cumbia santafesina presenta una paradoja: tan escuchada y presente, a su vez, ha sido muy poco pensada y puesta en valor desde el campo de las ideas. Con el anhelo último de dar registro de las revelaciones de una ciudad que redobla su gracia al calor del acordeón y de la guitarra eléctrica, ¡Ay, amor! intenta contribuir a saldar esa deuda sin dejar de lado el goce y el placer. Por el contrario, recorre los caminos que celebran los encuentros para abrir un diálogo entre los instrumentos, los cuerpos bailando y los diferentes elementos y símbolos que la cumbia postula en su andar.